Roberto Arlt (Buenos Aires, 1900-1942) es considerado uno de los mayores novelistas argentinos. Hijo de padres inmigrantes (él alemán, ella tirolesa), abandonó la casa familiar muy joven. Trabajó como dependiente de librería, mecánico, vendedor puerta a puerta y, ya durante su vida adulta, fue periodista, primero de crónicas policiales y luego columnista de las exitosas “Aguafuertes Porteñas”. Siempre tuvo especial fascinación por la alquimia y los inventos, al punto de crear unas medias de mujer vulcanizadas, para que no se les corriera el punto, sin resultados positivos. Sus novelas son El juguete rabioso (1926), Los siete locos (1929), Los lanzallamas (1931) y El amor brujo (1932). También escribió teatro y cuentos.
El aburrimiento las tardes de domingo, el ajetreo del centro, los bares donde se reunía el hampa, el matrimonio, las fiestas públicas, la entrañable relación de los cesantes con el cine. La vida entera cabía en las “Aguafuertes Porteñas”, título de las aclamadas columnas que Roberto Arlt publicó desde 1928 hasta un día después de su muerte, en 1942, en el diario El Mundo de Buenos Aires.
Aquí reunimos una selección de 56 columnas, centradas en personajes por los que Arlt sentía especial fascinación: pillos, holgazanes, ludópatas y perdedores de toda laya. Sin duda, estos retratos son el testimonio irrefutable del talento para ver y escuchar lo que ocurre en la ciudad, las historias y los sujetos con los que el cronista se encuentra en su vagabundeo cotidiano. Más allá de la excentricidad del hombre corcho, el ladrón de ladrillos o el bizco enamorado, el resultado es una cartografía humana en la que resulta imposible no reconocerse.