Estudió periodismo en la Universidad de Chile. Comenzó trabajando en El Siglo y formó parte del equipo de la editorial Quimantú, y tras el golpe de Estado se exilió en París. Volvió al país en 1978, realizando trabajos completamente alejados del periodismo, hasta que en 1984 ingresó a revista Cauce. Posteriormente trabajó en Análisis y fue corresponsal de diversos medios internacionales. A partir de 1990 fue subdirectora de La Nación, editora general de Cosas, y directora de la revista Siete+7 y del diario Siete. Ha publicado los libros Bomba en una calle de Palermo, Los secretos del Comando Conjunto y La conjura: los mil y un días del Golpe. Entre los principales reconocimientos a su trabajo están el Premio María Moors Cabot de la Universidad de Columbia (2001), el Premio Dan David de la Universidad de Tel Aviv (2006) y el Premio Homenaje a una Trayectoria (2006), entregado por la Fundación Nuevo Periodismo Internacional. En 2010 recibió el Premio UNESCO/Guillermo Cano de Libertad de Prensa por su lucha contra la dictadura en Chile. Hoy dirige el Centro de Investigación e Información Periodística (ciperchile.cl).
Después de su exilio y tras once años sin ejercer el periodismo, Mónica González volvió a sentarse ante una máquina de escribir para publicar el reportaje “La mansión de Lo Curro”. Su regreso fue una declaración de principios: a la urgencia de denunciar las violaciones a los derechos humanos se sumaba la audacia de mostrar la corrupción al interior de la familia Pinochet.
Este libro es el reflejo de una voluntad incansable por encontrar la verdad en un contexto en que hacer periodismo podía significar la cárcel, cuando no la muerte. La propia Mónica González recibió múltiples amenazas y su auto explotó después de publicar una investigación sobre los bienes de Pinochet.
Como en el coro de las tragedias griegas, aquí escuchamos las voces de Gladys Marín, Sola Sierra, Raúl Pellegrin, Carmen Gloria Quintana, Isabel Allende, Patricio Aylwin, Mónica Madariaga, Gustavo Leigh y Arturo Fontaine Aldunate, entre muchas otras. Además, está la entrevista al primer agente que confesó cómo se torturaba y hacía desaparecer en Chile; el relato de la Flaca Alejandra, que pasó del MIR a la DINA, entregando a muchos compañeros; la historia del impresionante enriquecimiento de Julio Ponce Lerou, el yerno de Pinochet y controlador de Soquimich.
Recorrer las páginas de este volumen es adentrarse en una época feroz. Mónica González transmite el miedo y la violencia que se respiraba en las calles, logra develar los niveles de descomponsición que alcanzaron nuestras instituciones y demuestra que el mejor periodismo no está supeditado a la actualidad. Muy por el contrario, adquiere categoría de documento histórico.