Clásico entre los clásicos, intensa, desmesurada, erudita, fascinante, polifónica… Pocas obras podrían reunir más méritos que Moby Dick —por su carácter titánico, aglutinante y fundacional— para aspirar al ansiado trono de «La Gran Novela Americana». Un libro que, como el propio leviatán que atraviesa sus páginas, es monstruoso, intempestivo y sublime. «Llamadme Ismael», el célebre inicio de la obra maestra de Melville, actúa ya como un hechizo, y la lectura se sucede como una fiebre. Junto a Ismael y el arponero Queequeg, el lector entra a formar parte de la tripulación del Pequod y se ve lanzado a una búsqueda demoníaca e insomne hasta los confines del mundo, una búsqueda que es a la vez aventura y maldición, y cuyos polos son Ahab y Moby Dick —la Ballena Blanca—, dos figuras atractivas, poderosas, complementarias: por un lado, el sombrío capitán, mutilado, con el alma desgarrada por la sed de venganza a quien no le importa empujar a sus hombres a una caza encarnizada, infatigable, obsesiva, aunque el precio a pagar sea el más alto; y por el otro, Moby Dick, ese cachalote espectral, escurridizo e invencible, un recipiente alegórico de todas las maldades sobre el que Ahab y el resto de marineros del Pequod proyectan tantos miedos.
Durante una gira por Europa, el pianista Juan Sebastián Lebonté recibe la noticia de que su padre ha muerto. Su regreso a Buenos Aires lo enfrentará con antiguos fantasmas y con un matrimonio que se encuentra en la cuerda floja. Por eso, cuando se entera de que su única herencia consiste en el campo de […]
A Kurt Vonnegut le gustaba decir: “Practicar una forma de arte es una forma de hacer crecer el alma”. Apiádense del lector es la encarnación misma de esa idea, un libro sobre la escritura y la vida, y de por qué las dos van de la mano. Maestro de maestros, el autor de Matadero Cinco […]
Deslumbrante, vertiginosa y marcada por algo parecido a la fatalidad: así parece la trayectoria de quien fuera en los años 80 uno de los mejores arqueros del mundo: Roberto Rojas, el Cóndor, el hombre que no descansaba hasta que se pegaba 200 atajadas y 200 remates en la cancha de Deportes Aviación, que en 1982 […]
Del multipremiado narrador, músico y audiovisualista portugués Afonso Cruz llega esta obra divertida, sutil y no por eso menos aguda, que critica la obsesión por adquirir bienes materiales y el afán por hacer solo cosas que nos generen provecho —en desmedro de lo inútil, es decir, del ocio creador—, para subrayar la importancia de la […]